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El mundo está compuesto a base de historias. Si no existieran las leyendas, si nadie transmitiera los hechos que han tenido lugar a lo largo de la humanidad, nunca sabríamos nada de nada. Por esta razón es importante aprender de dónde venimos y a dónde vamos. Hemos de ser conscientes de nuestros errores para no volver a cometerlos. Del mismo modo, también debemos apreciar las cosas bien hechas.

Para hablar sobre la historia de Salvatierra, tenemos que remontarnos muchos años atrás. El origen de todo suele comenzar por el nombre. En el caso de este magnífico territorio, el nombre original era parecido, pero no idéntico. En el documento más antiguo que se ha encontrado, ya se puede leer “Hagurahin”, que viene a ser lo mismo con un par más de haches.

Estamos hablando de un archivo con muchos siglos de antigüedad, de en torno al XI. En él figura una especie de contrato según el cual la villa tenía el deber de pagar la contribución de hierro o ganado al centro religioso de San Millán de la Cogolla.

Érase una vez hace muchos siglos

Durante el periodo de la Baja Edad Media, el territorio alavés estaba poblado por diferentes aldeas similares a Agurain. Por aquel entonces, la gente local solía dedicarse a oficios artesanales como la ganadería o la agricultura, gente humilde con humildes labores. Debido a la inmejorable situación geográfica de la villa, fue adquiriendo importancia con el paso del tiempo. La zona central de Euskadi cuenta con cuantiosos riachuelos y montañas verdes que hacen que sea un lugar único.

Durante este periodo, los reinos de Castilla y de Navarra se encontraban a ambos lados de Salvatierra. Fue exactamente en 1256 cuando, al escuchar la buena fama de la región, el rey Alfonso X el Sabio otorgó la carta puebla convirtiendo una pequeña aldea como la “Villa de Salvatierra” de entonces en adelante.

La gran muralla aguraindarra

Tras la entrega de la Carta Puebla, Agurain comenzó a fortificarse y se llevó a cabo la construcción de una muralla de piedra que circunvalaba el perímetro de la villa. Gracias a ella, se pudo proteger de los frecuentes ataques que asolaban aquella época. Era tan importante estar protegido que, en algunas ocasiones, este tipo de construcciones se realizaban de forma colosal.

En particular, el muro que recorría el camino de Ronda tenía un grosor de hasta dos metros en la parte menos ancha y se elevaba hasta los diez metros. Para poder entrar y salir, se establecieron siete portones enormes que eran custodiados por siete torres defensivas de veinte metros de altura respectivamente. Una de las entradas principales se encontraba cerca de la Iglesia Fortaleza de Santa María y estaba protegida por dos de las siete torres.

Algunas dificultades históricas

Gracias en gran parte a su protección, el tránsito del comercio por aquella zona fue uno de los factores que propiciaron el crecimiento de Salvatierra. Esto se puede observar claramente en cómo han sobrevivido los mercados al paso del tiempo ya que incluso hoy en día se siguen realizando cada martes.

No obstante, existen ciertos peligros que las murallas no son capaces de defender y no todo fue fácil para Agurain Salvatierra. Durante el año 1564, ocurrió algo con lo que muchas personas de nuestro siglo se sentirán identificadas en cierto modo: una pandemia. Sin embargo, esta resultó ser una de las más temidas ya que diezmó la población sin piedad. Según cuenta la leyenda, las puertas de las iglesias se tuvieron que tapiar por causa del nauseabundo hedor que emanaban.

Aquel no fue un buen año. Por lo visto, el uno de agosto del 1564, un incendio devoró en pocas horas la gran parte de la villa. Algunas teorías sostienen que fue un fuego provocado con el fin de confrontar los problemas que afrontaban. Después de esta tragedia, solo permaneció una casa sin derruir, conocida como la Casa de las viudas y las dos iglesias que estaban preparadas para lo peor. Estos edificios sobrevivieron al incendio debido a que se construyeron con piedra en lugar de madera, que fue el material que se usó para la mayoría de las demás casas.

Agurain, inmortalizada en la gran pantalla

Debido al paraje natural donde se encuentra Agurain Salvatierra, no es de extrañar que algunas películas hayan decidido echar mano de su belleza para capturarla en escenarios inolvidables. Entre algunos de los títulos más destacables se encuentran:

  • Patton
  • Cromwell
  • La batalla de las Ardenas
  • La madre muerta, donde se puede apreciar la iglesia de Santa María de Agurain

Para finalizar, dejamos el tráiler de esta última película, joya de la filmografía española: